Comer bien es una de las claves para llevar una vida saludable. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mala alimentación provoca el 6 por ciento de las enfermedades degenerativas. Comer bien no significa solo no llevar una dieta inadecuada, sino también consumir alimentos de calidad. De ahí que cada vez más consumidores se interesen por la comida biológica o ecológica.
Los alimentos biológicos son aquellos en cuya elaboración no se utilizan productos químicos (herbicidas, pesticidas, abonos sintéticos, hormonas, aditivos y otras sustancias). Esto incluye todas las fases de elaboración de los productos, tanto en los cultivos de plantas y la cría de animales, como en el procesamiento de los alimentos.
Los alimentos producidos por la agricultura ecológica son asimilados mejor por el organismo y no alteran las funciones metabólicas, ya que no incorporan sustancias artificiales. Como están cultivados en suelos con abonos naturales resultan más nutritivos. Incluyen en su composición más cantidades de vitaminas, minerales esenciales (hierro, calcio, magnesio y cromo) y antioxidantes que contribuyen a prevenir enfermedades como el cáncer. Además, las plantas cultivadas orgánicamente mantienen mejor su sabor, aroma y color naturales.
La agricultura ecológica no solo se interesa por garantizar la salud de los consumidores, sino también de cuidar el medio ambiente. No emplea productos químicos para combatir las plagas o los insectos ni para eliminar las malas hierbas del terreno, ni recurre a los abonos artificiales para acelerar el crecimiento de las plantas. Estos productos no solo son perjudiciales para el organismo humano, especialmente para el de los niños, aunque se asimilen en pequeñas dosis debido a su efecto acumulativo, sino también para la tierra.
Los fertilizantes químicos utilizados por la agricultura intensiva matan la vida microbiana de los suelos, cuya función es preparar los elementos que requieren los vegetales para su alimentación. En cambio, los cultivos ecológicos protegen mejor los suelos, ya que emplean como fertilizantes compost o abonos orgánicos que contribuyen a recuperar la materia orgánica y a fijar el carbono en ellos, al tiempo que mejoran su capacidad para absorber el agua.
La ganadería ecológica se basa en la cría de razas autóctonas, siempre bajo unos estrictos controles por parte de los organismos públicos encargados de velar por la seguridad alimentaria. Los animales son alimentados desde su nacimiento con leche materna y productos sin grasas, harinas de origen animal u otros elementos que aceleren su crecimiento o engorde.
Etiquetado
El término “bio” está muy presente en la denominación de los productos alimenticios, pero eso no significa que se trate de auténticos alimentos biológicos ¿Cómo podemos identificar entonces los alimentos ecológicos sin llevarnos a engaño? Para que el consumidor pueda distinguir en el mercado los productos de la agricultura ecológica, todos los envases tienen impreso, además de la marca, el código de la autoridad y organismo de control o un logotipo específico con el nombre y el código de la entidad de control. También llevan el logo comunitario de la AE. Este etiquetado garantiza oficialmente que el centro donde se producen o elaboran los alimentos biológicos está sometido a los controles e inspecciones correspondientes de la autoridad o del organismo establecido al efecto en cada comunidad autónoma. Para los consumidores este etiquetado es una garantía oficial de que el producto responde a los estándares de calidad demandados y cumple las normas establecidas en España y la Unión Europea.
En España, existen ya más 27.000 explotaciones dedicadas a la agricultura ecológica, y la superficie dedicada a ella supera ya las 1.600.000 hectáreas. Se trata de un sector que está experimentando un rápido crecimiento en los últimos años, pero la mayor parte de la producción se destina a la exportación, porque el consumo interior es todavía bajo comparado con otros países europeos, como Alemania y Francia.
Para promover la agricultura y el consumo ecológicos en nuestro país se han creado diversas asociaciones de productores de alimentos ecológicos como FEPECO (Federación de Asociaciones de Empresas con Productos Ecológicos), EPEA (Empresas de Productos Ecológicos de Andalucía), APECPAE (Associació de Productors, Elaboradors i Comercializadors de Productes Agroalimentaris Ecologics) de Cataluña, ARPA–ECO (Asociación Riojana Profesional de Agricultura Ecológica) y AEN (Asociación de Empresas de Agricultura Ecológica de Navarra).
En la actualidad, los principales cultivos ecológicos son los de aceites y sus derivados, frutas, verduras, leguminosas, granos, semillas, frutos secos (nueces), cacao, té, café, algodón, flores, etc.
Es cierto que los alimentos biológicos son más caros, porque se está todavía lejos de alcanzar volúmenes de producción comparables a los de los alimentos convencionales, pero en los últimos tiempos estas diferencias de precios se están reduciendo debido al incremento de la demanda y por consiguiente de la producción. Cada vez es más fácil encontrar alimentos biológicos en las tiendas y supermercados o adquirirlos por Internet. Además, el consumidor es consciente de que en última instancia compra salud, algo que no tiene precio.