Las cámaras frigoríficas industriales constituyen una alta garantía en la conservación de los alimentos sin perder sus propiedades nutritivas y evitando así la degradación del producto. Una buena gestión de la conservación del alimento, combinada con la ayuda de algún software especializado para alimentación puede ayudarnos a llevar un control total de nuestro almacenamiento y momento óptimo para el descongelado de los productos alimentarios de nuestro negocio.
Los alimentos son perecederos, por lo que uno de los ámbitos de manipulación al respecto es su conservación, para evitar o retrasar el deterioro que provoque la aparición de microorganismos contaminantes como bacterias, levaduras o mohos, los causantes de que al menos el 20% de los alimentos que se producen en el mundo se pierdan. Algunas de las sustancias derivadas de las conservas mal esterilizadas y los embutidos son la toxina botulínica (miles de veces más tóxica que el cianuro) y el moho, que tiene propiedades cancerosas.
Otros alimentos contienen el efecto contrario y producen por sí mismos elementos antibacterianos y antimicrobianos, como es el caso de los ácidos benzoico y cítrico (contenidos en algunas frutas), los yogures (y su ácido láctico), los ajos, cebollas y especias (por ello se han utilizado tradicionalmente en la conservación de los alimentos, antes de que existiesen los aparatos eléctricos).
La congelación de los alimentos gracias a las cámaras frigoríficas impide la multiplicación de microorganismos, pero no los destruye, ya que sobreviven y se reaniman y multiplican más rápido tras la descongelación. La congelación del agua contenida en el interior de los alimentos hace que estos microorganismos no encuentren el agua necesaria para su desarrollo. Además, la congelación apenas afecta al contenido nutricional de los alimentos, aunque no es recomendable para ciertos tipos de alimentos como las verduras, los champiñones y las bayas (ya que el hielo rompe sus membranas celulares), alimentos con alto contenido en grasa (que se cortan al congelarse).
La congelación en cámaras frigoríficas industriales es mejor que la de los frigoríficos domésticos, ya que la congelación es más rápida y los cristales que se forman más pequeños (siendo menor la ruptura de membranas celulares y mayor la preservación de la calidad).
Los alimentos pueden permaneces entre 3 y 12 meses en un congelador doméstico, aunque este dato puede variar y es mejor atender a las indicaciones de la etiqueta de cada producto.
Utilizar un software especializado en alimentación nos puede servir para llevar un mayor registro del tiempo que tenemos un alimento en el congelador e instalar alarmas y avisos para controlar el momento adecuado para descongelar un producto o cuándo va a vencer el plazo de congelación que puede tener.