Siempre hay recuerdos de la infancia que permanecen para toda la vida en nuestra mente. Son esos recuerdos que permanecen y que nos hacen saber de dónde venimos y dónde vamos. Estamos tan orgullosos de quienes somos, que hemos olvidados quienes fuimos. Pero con estas cosas, nos hacen volver al sitio donde estuvimos. De mi pueblo recuerdo muchas cosas. Por ejemplo, que las pedradas eran casi un ritual antes de entrar al colegio, ahora casi no quedan descampados en las ciudades, ni piedras. Pero cuando yo era niño, vivía dedicado a las peleas y las chapas.
Y si algo recuerdo de cuando era niño eran las comidas. Y es que somos muchos los que de pequeños no comíamos lo que nos ponían en la mesa. Y ahora, al contrario, rezamos por lo comerlo. Aunque no siempre podemos hacerlo porque la salud es la que manda. Sin embargo, las legumbres eran un alimento que cuando yo era chico, cuando vivía en el pueblo, no me gustaban nada. “No, no y no”, decía cuando me lo ponía mi madre o mi abuela en el plato. Ahora, siempre que puedo lo como. Por eso, quiero hacer un repaso por las tres legumbres que más me gustan, y sobre todo, todo lo que nos aportan para nuestro organismo.
Lenteja
La lenteja es esa legumbre que amas u odias. No hay término medio. En mi caso cuando era pequeño la odiaba, ahora la amo. Todos sabemos ese dicho de que esta legumbre tiene mucho hierro, y es cierto. Desde hace muchos años, la lenteja, como nos indican desde El Rincón del Segura, ha sido un alimento básico para el hombre, gracias a su poder energético, ya que tienen un 58.4% de hidratos de carbono, y su gran aporte de proteínas: 24,3%. De ahí viene lo que es bueno para coger fuerza. Es una proteína cuyos aminoácidos se complementan con los de los cereales y sus derivados, por lo que es recomendable utilizarlos en la misma comida. Destaca también por su riqueza en vitaminas y sales minerales, especialmente hierro, fósforo y magnesio.
Es recomendable su consumo para adolescentes, jóvenes, deportistas, personas que realicen fuertes trabajos físicos y también para personas anémicas. Está la clásica lenteja pardina o la castellana, las dos son iguales de ricas.
Garbanzo
No me imagino un fin de semana, concretamente, un sábado sin el cocido de mi abuela en el pueblo. Era un ritual que me encantaba. Yo siempre lo he intentado mantener en mi casa, aunque es cierto que ya con la familia es complicado porque no les gusta mucho a los más pequeños. Y es que el garbanzo es para mí el rey de las legumbres. Ya sea en cocido, uno de mis platos favoritos, o en potaje, que es una delicia. Es una legumbre muy energética, nutritiva y equilibrada que destaca por su alto contenido en vitaminas, proteínas y minerales. Es rico también en almidón y en lípidos (ácidos grasos insaturados y carentes de colesterol). También es un buen aporte de fibra y calorías.
Eso sí, os voy a dar una recomendación. Para cocinarlos es aconsejable dejarlos en remojo con agua templada 10 o 12 horas y un poco de sal gorda. Y cocerlos acompañados de la alga Kombu pues el ácido glutámico de esta alga neutraliza en gran medida el nitrógeno, causa fundamental de los gases.
Alubias
Y hemos dejado para lo último, las alubias. Aquí si que no hay término medio, las alubias son odiadas y queridas. Yo recuerdo que incluso de pequeño lloraba mucho cuando mi madre me las ponía en el plato. E incluso es algo que se hereda de madre a hija. Pongo el ejemplo de mi hermana. Ella nunca ha podido ver las alubias, por lo tanto nunca las puso en su casa, y claro, su hija, tampoco las come.
Como nos diferencian desde EL Rincón del Segura, existe la alubia blanca, que es una variedad rica en proteínas y sales minerales. Se encuentra dentro de las legumbres que poseen una composición nutricional equilibrada: entre los hidratos de carbono, las proteínas, las fibras y las sales minerales. Y luego están las alubias pintas. Es una variedad rica en proteínas y sales minerales. Se encuentra dentro de las legumbres que poseen una composición nutricional equilibrada: entre los hidratos de carbono, las proteínas, las fibras y las sales minerales
Estas son las tres legumbres más clásicas, también las más deseadas. Yo ahora corro por ellas, incluso estoy deseando de que llegue el invierno para poder comerlas.