Hay un dicho en España que dice que en todos los pueblos del país hay, al menos, una iglesia y un bar. Sin meternos en el terreno del primero de esos dos elementos, en relación con el segundo hay que decir que es cierto que el sector de la hostelería en nuestro país es muy grande y también diverso. A los ciudadanos españoles nos gusta salir de casa a tapear y disfrutar así, y en compañía de nuestra gente, del tiempo libre del que disponemos.
Los hosteleros saben a la perfección qué es lo que demandan los clientes y actúan en consecuencia. Existen bares especializados en ofrecer surtidos de ibéricos. Otros, en comidas tradicionales o en varios de los mejores vinos del país. No podemos olvidarnos, por otra parte, de los bares de ambiente. En definitiva, existe una variedad de negocios hosteleros lo suficientemente grande como para contentar a todo el mundo.
A pesar de todas esas diferencias, existen nexos de unión entre todos esos negocios de tan distinta índole de los que hablamos. Uno de esos comunes denominadores es el deseo de dotarle al negocio de la higiene y la elegancia que merece una buena comida, cena o aperitivo. A tal efecto, elementos como la mantelería o las servilletas son dignos de tener en consideración.
Aunque parecen, a priori, elementos totalmente secundarios, el mantel y las servilletas que utilizamos para vestir las mesas de un bar o un restaurante son indispensables para completar una imagen del negocio que sea realmente positiva. Se trata de elementos que, a pesar de ser complementarios, pueden ayudar a catalogar como sobresalientes un servicio y unos productos de notable. Y es que las diferencias se marcan por detalles como estos.
Disponer de mantelería y servilletas de lujo es, no obstante, bastante más fácil y barato de lo que se puede llegar a imaginar. No hace falta acudir a un lugar sumamente exquisito para hacerse con ellos. Basta con Liquistocks, una entidad dedicada a la venta de lotes de productos muy diversos (calzado, todo tipo de ropa, juguetería…) a un precio bastante aceptable. Sus profesionales suelen disponer de complementos vitales para un bar como aquellos de los que venimos hablando y por tanto el consejo que puedo ofrecer es el de tener en cuenta sus servicios.
Se trata sin duda de la mejor alternativa para todo aquel que regenta un bar. No solo por esa calidad que se comentaba con anterioridad sino también por el precio. Y es que no en demasiados lugares se puede adquirir lujo a precio de saldo.
Liquistocks, por otra parte, no es solamente una referencia a causa de la calidad de productos tan importantes para los bares o restaurantes como los que hemos comentado. También lo es gracias al servicio que viene asociado a esos productos que se encarga de proporcionar. El mejor ejemplo lo configura, sin lugar a dudas, el tiempo que tarda la entidad en hacer llegar los pedidos que se le encargan. En ningún caso este periodo excede de dos días, un aspecto imprescindible para una serie de clientes que ven maximizados sus intereses.
Una costumbre que procede… ¡de la Edad Media!
Elementos como la mantelería comenzaron a ganar importancia en el periodo medieval. Considerados como símbolos para la nobleza, las personas pertenecientes a este estamentos solían utilizarlos para demostrar su categoría con personas, eso sí, del mismo rango. Fue así como comenzó a popularizarse su uso, que finalmente se ha ido extendiendo a todos los lugares y clases sociales españolas con el paso de los siglos.
Las servilletas encuentran su precedente en el siglo XV con el touialle (una larga tira de más de 13 metros de largo). Un siglo después se popularizó una servilleta más parecida a la que conocemos en la actualidad, aunque también bastante larga y realizada principalmente con hilo de damasco.