El pan es considerado un alimento básico para gran parte de la población mundial, por ello cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial del Pan. La verdad es que no hay nada más rico que un cacho de pan recién hecho en la boca. Aunque ahora parece que está menos de moda, yo guardo muy buenos recuerdos de mi infancia y en ellos siempre está presente el pan. Por ejemplo cuando mi madre me mandaba ir a comprar el pan y siempre me comía la puntita yendo para casa. O cuando salía a jugar con mis amigos e iba con mi bocadillo de chorizo.
En la Roma antigua, los legionarios tenían como ración diaria pan (del latín «pannus», que significa «masa blanca») y aceitunas. Una de mis combinaciones favoritas. En la Edad Media, Moderna y Contemporánea, fue con la industrialización que se logró acelerar y mejorar el proceso de su elaboración, pero sus ingredientes básicos: harina, agua y levadura han permanecido inmutables.
No engorda
Desde hace unos años se puso la leyenda urbana de que el pan engordaba, pero ya os puedo decir que no, que lo que engorda es con qué lo combinas. Si te metes un bocadillo de torreznos pues claro que vas a engordar. Pero si haces uno de pavo, pues no. Todo es cuestión del compañero de baile que le eches. El pan ha estado siempre con nosotros.
Una de las características del pan es la variedad de sus presentaciones, hay para todos los gustos y exigencias. Solo hay que echar un vistazo a esta franquicia de panadería para comprobarlo. Puedes encontrar el sabor auténtico del pan de antaño. Puedes escoger a tu gusto entre una amplia gama de deliciosas variedades que van desde el Pan Gran Reserva y el Pan Tradicional hasta el Pan Saludable, que está compuesto de integrales y cereales. Y es que el pan ha sabido reinventarse y amoldarse a los nuevos tiempos, a los tiempos del light.
El pan de antaño
Ahora los panes se hacen con ingredientes sostenibles, con una elaboración sin conservante, sin grasas parcialmente hidrogenadas y con reducido en sal, para que las personas hipertensas, que en España son cada vez más, puedan comerlo sin problemas. El pan que más me gusta es ese que se hace con masa madre, con una levadura natural y que logra una triple fermentación alta hidratación. Con ello se consigue que permanezca tierno durante más tiempo. No te ha pasado más de una vez que ahora el pan parece chicle y que no tiene peso. Pues esa es la diferencia entre el pan bueno y el de low coast que con la pasada crisis se puso tan de moda. Y así acabó.
Desde bocadillos y sándwiches hasta tostas, montaditos, o incluso postres, el pan se convierte en un ingrediente más de la cocina. Muchas de estas recetas son además perfectas para aprovechar los restos de pan que se quedan algo duros. Sí, en estos momentos estoy pensando en las famosas sopas de ajo. Aquí siempre recuerdo a mi abuela que las hacía con tomate o con jamón y estaban riquísimas.
Lo tengo claro, el pan es uno de los mejores inventos de la humanidad y jamás me cansaré de alabar sus virtudes. Es más, ahora mismo me voy a hacer uno para celebrarlo. Su ti también te animas, buen provecho.