Antes, caminabas por las calles de las ciudades españolas y sólo veías bares de cervezas, como yo los llamaba, y bares de tapeo. A los primeros sólo entraban hombres, y a los segundos iba toda la familia. A veces podías ver algún restaurante caro y poco más. Ahora caminas pro las calles de las ciudades españolas y ves kebab, pizzerías, bares de tapeo franquiciados estilo 100montaditos o Lizarrán y, de vez en cuando, algún que otro bar de tapeo tradicional.
No es que me queje de que aparezcan nuevos estilos de comida o de que haya variedad donde elegir, de lo que me quejo es de que estemos rodeados. Últimamente, cada vez que veo que se abre un establecimiento nuevo de comida es un kebab o una pizzería y encima, más de la mitad de esos establecimientos, hacen comida basura porque hay pizzas y “pizzas”, y kebab y “kebab”, pero a veces la sociedad no nota la diferencia.
Hace unos meses estuve de vacaciones en Mallorca, suelo ir casi todos los años pero unos amigos que tengo allí me llevaron a una pizzería que tiene mucha fama y que yo aún no conocía. Se trata de Art de Pizza, un restaurante de verdaderos artesanos de la pizza. Como descubrí que también tienen servicio a domicilio, me pase día sí, día no, cenando pizza y no me cansé en ningún momento. La masa está sabrosísima, los ingredientes de primera calidad y cocinada al punto. Perfecta. Eso sí es una pizza en condiciones y no lo que hacen en algunas pizzerías de fast food, y lo mismo ocurre con los kebab. Hay algunos restaurantes kebab que los pruebas y notas el sabor y la textura de cada ingrediente, de las salsas, y el arroz suelto como ese que sale en al anuncio de “Brillante”, pero luego hay otros en los que es mejor no detenerse ni a mirar, por si acaso.
Yo también serví pizza
Hace unos años incluí una tapa de pizza en mi restaurante que fue todo un éxito y estoy pensando en volver a poner a partir de junio y durante todo el verano. Saqué la masa de esta receta y le ponía tomate concentrado, queso mozzarela, jamón de york y orégano. Algunas veces cambiaba el jamón de york por atún. Y daba un trocito de pizza a cada comensal mientras esperaban sus platos. La solía servir también con las cañas y la gente la devoraba, estaba buenísima.
Pero claro, eso era una pizza hecha con calma. Hacíamos la masa la noche anterior y reposaba hasta el día siguiente donde la cocinábamos a primera hora y luego la íbamos calentando conforme los clientes iban pidiendo y así todos los días. Jamás guardé un trozo de pizza del día anterior, o se la comía mi familia o la regalaba al último cliente que quedara en el restaurante o iba a la basura pero jamás servía una pizza cocinada del día anterior y eso se notaba.
Con esto lo que pretendo demostrar es que no estoy en contra de la comida de otras zonas o de que hayan mil tipos de restaurantes en España, que tampoco quiero que sólo se sirvan callos ni mucho menos, lo que no entiendo es que se colapse todo con dos tipos de comida y encima sea mala.