Hay algunos empresarios que creen que todo vale dentro de la carrera del éxito. Todos los propietarios y gerentes de restaurantes y bares de tapas, considerados económicos, sabemos que el formato funciona por varios motivos y, uno de ellos, es que una familia de cuatro miembros puede cenar, perfectamente, por menos de 50 euros.
Las familias españolas de clase media no pueden permitirse el lujo de salir a comer o a cenar fuera de casa son cierta asiduidad. Imaginad una familia de cuatro personas en la que sólo entra un sueldo de 1500 euros. Casi todo el presupuesto del mes se irá en comida, facturas y gastos para los niños, el poco dinero que destinen a ocio ha de ser para todos y eso es complicado. Una pareja, sin pretender darse demasiados lujos, puede gastarse en torno a los 35 euros una noche en la que salga a cenar por ahí por lo que si multiplicamos esa media por dos estaríamos hablando de 70 euros, y ya no hablemos de hacer algo más como tomar un helado o ir al cine porque entonces los 100 euros no se los quita nadie de encima.
Más por menos, pero de calidad
En los bares de tapas se cena más por menos dinero y eso es lo que llama a muchas familias. Ahora bien ¿significa eso que todo vale para ahorrar unos céntimos? No estoy de acuerdo. Tengo compañeros de profesión que intentan servir los botellines de cerveza sin vasos con el fin de poner menos lavavajillas cada noche, algunos ofrecen un menú infantil que sirven con cubiertos y platos de plástico, otros cobran hasta la última migaja de pan y lo que más daño me hace es ver cómo sirven una copa de vino en un vaso del Domnti. Hay mil maneras de ahorrar sin hacer que el cliente se sienta “de menos”. Yo compro estas copas de cristal baratas por Internet que me duran años, a lo mejor hago un pedido al año más “por si acaso” que por otra cosa, y sirvo a mis clientes tal y como se merecen. El hecho de que paguen menos por una copa de vino significa que no están bebiendo un Cháteau Margaux pero no que tengan que hacerlo en vasos de agua como si de un botellón de adolescentes se tratara.
Otra cosa que tampoco veo lógica es que se escatime en decoración y buen gusto. En mi restaurante se ofrecen menús diarios a 8,50 con primer plato, segundo plato, postre o café y bebida, y por las noches cenar de tapeo o con plato combinado puede salirte a menos de 10 euros por cabeza y os puedo asegurar que la decoración de mi establecimiento es exquisita. Gracias a Ikea y a Primark “home” he llenado de luces diminutas las columnas del local y puesto velas en cada mesa que se encienden todas las noches, ya sea lunes o sábado, da igual. Cada mesa tiene su mantelería seleccionada, eso sí, para ahorrar en lavandería hemos puesto manteles de tela que repelen líquidos. Al principio salen más caros pero al final se amortizan porque al no dejar mancha evitas tener que pasar por lavanderías que te cobran una pasta por sacar una mancha de vino del mantel.
Lo que quiero decir con todo esto es que para ser barato no es necesario ser “cutre”, es más… en mi opinión, por poco que cobres a tus clientes ellos están pagando un servicio y se merecen un mínimo de respeto así que eso del “todo vale” no entra en mis planes.