Esta mañana en la oficina coincidí con una compañera cuando ambas íbamos a llenar un vaso de agua a la fuente de agua que Agualife instaló hace unos días en nuestra empresa. Aprovechando charlamos un ratito y me comentó que el domingo anterior había ido a comer con unas amigas a un restaurante al que acuden regularmente, pues les encanta su cocina. Dijo que esta vez se habían superado tanto con un pastel de salmón frío, que al final les pidió si por favor le podían facilitar la receta, y se la dieron. Es facilísimo, me dijo, y los ingredientes son muy saludables y muy ligeros, algo que por nuestro bien debemos tratar de conseguir en nuestra dieta. Tanto lo alabó que yo también le pedí la receta para intentar hacerlo y la comparto con vosotros porque la verdad es que después de probarlo estoy encantada con el resultado.
Ingredientes:
- 500 gramos de salmón ahumado
- 1 bote de 400 gramos de mayonesa
- rebanadas de pan de molde sin corteza
- 1 lechuga
- 3 huevos cocidos
- 2 tomates de ensalada
- 400 gramos de queso en crema
- 400 gramos palitos de cangrejo
Para montar el pastel se necesitará un molde de aluminio.
Primeramente se lava la lechuga y se pelan los dos tomates. Se corta en tiras finas la lechuga, así como los palitos de cangrejo y se trocean los huevos previamente cocidos y fríos. En un cuenco se vierte la lechuga troceada, los huevos cocidos, los palitos de cangrejo, y cinco cucharadas de mayonesa, removiendo todo muy bien. Por su parte, los tomates se cortan en rodajas finas.
A continuación se forra el molde de aluminio con las tiras de salmón ahumado, procurando que este sobresalga por los bordes del molde. Se unta con una capa de mayonesa, extendiéndola con una cuchara, y se coloca una capa de rebanadas de pan de molde. Se cubre todo el pan de molde con el queso de crema y encima se colocan las rodajas de tomate. Se vuelve a poner otra capa de rebanadas de pan de molde y a continuación se cubre con la mezcla de lechuga, huevo, y palitos de cangrejo que teníamos preparada en el bol, extendiéndola bien. Se pone una nueva capa de pan de molde y se doblan los bordes del salmón ahumado hacia dentro para cerrar el pastel. Se coloca peso encima, pueden ser por ejemplo unos bricks de leche o algo por parecido, para que se compacten todos los ingredientes, y se mete así con el peso en el frigorífico unas doce horas. Pasado este tiempo se retira de la nevera y se desmolda dándole la vuelta sobre una bandeja bonita para su posterior presentación en la mesa. Y listo para comer.
Está exquisito. Es muy fácil de hacer y cómodo porque lo puedes preparar con antelación, y sirve tanto como aperitivo, como para un almuerzo en verano o incluso para una cena fría.
Lo preparé al día siguiente para que no se me olvidara, pues no había tomado nota, y la verdad es el resultado sí que merece la pena, es muy rico, y como no necesita horno, se prepara muy rápido. Es una de esas recetas que merece la pena guardar.