Mi pareja y yo llevábamos tiempo planeando un viaje a Galicia, deseábamos disfrutar de unos días de descanso, nos apetecía ver sobre todo la zona de la costa por varias razones. Una es que nos gusta caminar y disfrutar de la naturaleza, por lo que pasear descalzos por la playa, percibiendo el olor a mar y viendo el fuerte oleaje del atlántico para nosotros, que somos de una provincia del interior de la comunidad de Castilla-León, es una opción diferente, estupenda y maravillosa. Y aunque ya en el mes que fuimos, en octubre, fuese un poco aventurado, pues el tiempo en esa época del año ya es complicado, bien puede acompañarte y ayudarte a disfrutar de unos días preciosos sin el calor agobiante del verano ni la multitud de gente por todas partes o bien puede fastidiarte con los clásicos días de otoño, con lluvia, viento…, dudamos un poco pero al final, como nos quedaban cinco días de vacaciones, nos liamos la manta a la cabeza, como vulgarmente se dice, y allá nos decidimos a ir a la preciosa zona de las Rías Baixas, en Pontevedra. Nos pusimos en camino y, como se suele decir, no mientes al diablo, que aparece. Nos empezó a llover. Luego de unos pocos kilómetros uno de los limpiaparabrisas del coche se dobló. Lo enderezamos como pudimos para salir del paso y pensamos y para que este percance no nos entorpeciese las vacaciones compramos en la página web de Escobillas limpiaparabrisas un recambio y que nos lo enviaran contra reembolso a la dirección del hotel, pues tienen un servicio de envío urgente de 24 a 48 horas.
La segunda razón por la que nos decidimos por las Rías Baixas es que habíamos escuchado a varios amigos que era una zona muy bonita, pero nosotros todavía no la conocíamos, así que reservamos hotel en un pueblo precioso denominado Combarro, declarado Bien de Interés Cultural como conjunto histórico y como sitio histórico por su gran cantidad de hórreos y cruceiros al lado del mar. Lo más destacable es su zona vieja, donde hay gran cantidad de bares y tabernas, donde se pueden degustar unas excelentes tapas elaboradas con productos de la tierra. Y esta es la tercera razón por la que nos decidimos a visitar Galicia. Aquí por primera vez probamos unos deliciosos mejillones rellenos, de los que no pude resistirme a pedir la receta a la dueña del establecimiento, y que ella muy amablemente me resumió.
La receta gallega
Ingredientes:
- 1 kilo de mejillones
- 1 vaso de vino blanco
- 1 cebolla
- 1 pimiento verde
- 2 cucharadas de salsa de tomate
- medio litro de leche
- 2 huevos
- harina, pan rallado, aceite y perejil.
Se lavan bien los mejillones y se cuecen con el vino blanco. En cuanto se empiecen a abrir, se apaga el fuego. Se quitan los mejillones de la olla y se dejan enfriar. Una vez fríos se vacían de su concha, cortándolos en trozos muy pequeños y se reservan. Se reservan también las conchas. En una cazuela aparte en un poco aceite se pocha la cebolla y el pimiento verde, cortados en trozos muy finitos. Se le añaden los mejillones troceados y la salsa de tomate. Se mezcla todo y se retira del fuego dejándolo enfriar. Cuando esté frio con ello se rellenan las conchas de los mejillones. En una olla aparte se hace una bechamel con una cucharada de aceite caliente a la que poco a poco se le va añadiendo harina y leche, removiendo y cocinándolas. Una vez preparada la bechamel se le añade perejil picado. Con una cuchara se va echando esta bechamel encima de las conchas de los mejillones y se deja enfriar. Una vez frio se pasan por harina, huevo y pan rallado y se fríen, primero con la concha para arriba, y luego se le da la vuelta. Se sirven calientes.
Al final, resultó un viaje precioso, el paisaje es extraordinariamente bonito, La comida es excelente, el tiempo estuvo buenísimo, no nos volvió a llover, y desde luego recibimos en el plazo acordado los limpiaparabrisas. Resumiendo, fue un viaje que nos dejó un sabor de boca.