El precio del aceite de oliva es algo que a muchos nos trae la cabeza loca de tal manera que ya vemos un huevo frito como si fuera un plato gourmet. Y es que, a causa de muchos factores como las condiciones climatológicas adversas que han afectado a los cultivos (sequías o heladas), el aumento de la demanda debido a que cada vez son más populares sus beneficios a la salud o incluso las especulaciones y fluctuaciones en los mercados a causa de la guerra de Ucrania, el precio del aceite de oliva cada vez ha ido aumentando más y más, tanto que ha llegado a causar conflictos y robos.
Todo esto, por supuesto, sumado a la inflación en el precio general de todo, lleva a que la población se centre en consumir aceites más baratos, pero, por desgracia, a veces de dudosa calidad y procedencia, pero hay que prestar mucha atención a todo esto porque, aunque nos duela en el bolsillo, debemos tener en cuenta que cuando se trata de la salud y de lo que consumimos, no podemos escatimar en gastos porque al final lo barato nos puede salir bastante caro.
Inconvenientes de consumir aceite de oliva de mala calidad.
Aunque no nos demos cuenta porque aparentemente todos son iguales vistos desde fuera, el consumo de aceite de oliva de baja calidad puede tener repercusiones negativas para la salud. En primer lugar, es importante destacar que los aceites de oliva de mala calidad carecen de los atributos nutricionales beneficiosos característicos de las variedades de alta calidad, como el codiciado aceite de oliva virgen extra, el cual se obtiene mediante procesos de extracción en frío y sin el uso de productos químicos, preservando así su contenido de antioxidantes, polifenoles y ácidos grasos esenciales.
Cuando hablamos aceites de oliva de baja calidad, es porque han sido sometidos a procesos de refinamiento intensivo como la aplicación de altas temperaturas y el uso de disolventes, los cuales pueden eliminar no solo los compuestos beneficiosos mencionados anteriormente, sino también darle al aceite propiedades menos saludables.
Además, debemos tener en cuenta que la presencia de impurezas y subproductos de la descomposición de las aceitunas en los aceites de oliva de baja calidad plantea riesgos para la salud, ya que estas sustancias no deseadas pueden contribuir a problemas gastrointestinales al afectar a la flora intestinal y la capacidad digestiva del organismo. La falta de control en el proceso de producción y almacenamiento de estos aceites podría generar un producto final menos higiénico, aumentando el riesgo de contaminación microbiológica.
Desde el punto de vista culinario, la calidad también afecta de manera sensorial, ya que los aceites de oliva de mala calidad suelen exhibir perfiles organolépticos menos agradables, olores desagradables y sabores rancios, consecuencia de un almacenamiento inadecuado o la exposición a condiciones adversas, que pueden comprometer la calidad de las preparaciones culinarias y disminuir el disfrute de la comida.
Consejos para diferenciar un aceite de oliva de calidad.
Para determinar la calidad de un aceite de oliva hay que prestar atención a una serie de elementos como por ejemplo el origen del aceite, ya que la elección de productos procedentes de regiones reconocidas por su excelencia en la producción de aceite de oliva, como es el caso de Andalucía en España, es algo que hay que tener en cuenta para asegurar su calidad.
Otro factor esencial es la variedad de aceitunas utilizadas en la elaboración del aceite. Las aceitunas arbequinas, picuales o hojiblancas, por ejemplo, son reconocidas por otorgar perfiles gustativos distintivos a los aceites resultantes, y es que la cuidadosa selección de la variedad de aceitunas influye directamente en la calidad y complejidad del sabor del aceite final, como afirman los expertos de Aceites Estrella del Guadalquivir S.L.
La frescura del aceite de oliva juega también un gran papel en su calidad, ya que la etiqueta de «virgen extra» no solo garantiza una calidad superior, sino que también indica que el aceite ha sido obtenido mediante un proceso de primera prensada en frío, que preserva de manera óptima las propiedades organolépticas del aceite al evitar altas temperaturas que podrían degradar sus componentes esenciales, como antioxidantes y polifenoles.
No debemos olvidar que la apariencia del aceite también proporciona pistas valiosas sobre su calidad, puesto que un aceite de oliva extra virgen de alta calidad suele presentar un color verde intenso, debido a su elevado contenido de clorofila y antioxidantes, apariencia que no solo denota frescura, sino también la presencia de compuestos beneficiosos para la salud. Igualmente, lo que buscamos al degustar el aceite, es una consistencia fluida, sin viscosidad excesiva, lo cual es indicativo de su pureza y procesamiento adecuado.