Hace unos meses tuve la suerte de participar en la Maratón de Barcelona, una experiencia que hay que vivir, y que nunca me cansaré de elogiar. Pero en la Ciudad Condal no todo es correr. Así que después de alojarme en el hotel Mercer, decidí salir a dar una vuelta por los bares de la ciudad. Y la verdad es que comprobé como Barcelona también es poderosa en eso de tapas y pinchos.
- Por supuesto, comencé mi ruta probando algo en el restaurante de mi hotel. Donde apuestan por aunar tradición y modernidad con una Mini burger de butifarra con escalivada sobre crema de alioli. Cosas como estas hacen que este considerado como uno de los mejores hoteles de lujo de Barcelona.
- Muy cerca de este hotel de lujo en Barcelona donde me alojé, se encontraba el primer bar de mi ruta gastronómica. Lo primero que tomé fue ensalada de tomate con cebolla es famosa en toda la ciudad. No hay mucho más que contar, salvo que nunca tan pocos metros cuadrados, porque el bar era muy pequeño, dieron tanta felicidad.
- La siguiente parada fue para comer algo de comida asiática. Mi apuesta fue por un nigiri fuera de lo común: nigiri sushi-spanish, que estaba compuesto de buey con patata rota y huevo estrellado sobre un fondo de crema de pimiento del padrón. En el bar de al lado, , ofrecen un maki bautizado como Miss Dragon, de gamba en tempura y espárrago envuelto en aguacate y huevas de masago. Ambos son muy recomendables.
- Otra de las tapas que más me gusto fue una especie de bebida con un corte argentino de ternera sobre una base de pan de coca y salsa de queso azul con moscatel y cebolla caramelizada, que me hizo la boca agua.
- Mi brunch favorito en Barcelona empezaría con los huevos Benedict, acompañados de una salsa holandesa deliciosa que, al mezclarla con el bacon o el salmón, producen un gran sabor en la boca. Es muy recomendable.
- El Carmelo es un barrio con historia, que se forjó solo, como pocos. Visitarlo es revivir el esfuerzo que sus habitantes han impreso en sus calles. Aquí hay un bar donde se comen los mejores mejillones del mundo. De chuparse los dedos y limpiar el plato con el pan. Y si tienes aún sitio para más, hazlo para las patatas bravas.
- Y solo de recordarlo se me hace la boca agua cuando pienso en la tortilla de bacalao que me comí. La mano que tienen en muchos lugares de la ciudad con las tortillas es innegable y aunque la de patata y cebolla también está muy rica, yo me quedo con la de bacalao, un auténtico manjar divino.
Con la barriga llena volvimos por fin al hotel Merce, sin duda, uno de los mejores hoteles cinco estrellas de Barcelona. Y menos mal que las camas eran cómodas, porque con todo lo que habíamos comido no sé como iba a poder dormir. Próximamente será una ruta de tapas y pinchos, y mi intención es acudir, porque celebran la décima edición y tienen pensando realizar importantes novedades.