Acudir a cenar o a comer con los amigos a un restaurante suele ser algo que relacionamos simplemente con el ocio, con pasar una buena velada, con disfrutar de la comida y de la conversación. Pero no siempre este tipo de quedadas acaban bien, no porque la compañía sea mala, sino porque a veces sucede que sufrimos algún accidente por el mal cuidado de las instalaciones o porque nos dan una comida en mal estado.
En esto caí hace poco cuando una noche tuve que llevar a mi hermano a urgencias del hospital porque se encontraba mal después de cenar en un asador. Venía de celebrar con sus compañeros de escudería una victoria en un rally. Nuestra sorpresa fue tremenda